Balancanché,
es la palabra maya para decir “Trono del Jaguar”, Balam significa Jaguar,
siendo este el título que se daban los sacerdotes. En el corazón de la Península de Yucatán,
yace este laberinto de grutas y ríos subterráneos que se conectan con el
mar. Para los antiguos mayas la
gruta de Balancanché era un lugar de mucha importancia, ya que además de ser su
fuente de vida, eran lugares sagrados, pues representaba la entrada al inframundo,
los sacerdotes las visitaban en secreto para realizar ritos en honor a los
dioses.
La belleza
de las grutas, se expresa en sus maravillosas formaciones de estalactitas y
estalagmitas, iluminadas gracias a las aberturas naturales que permiten la entrada
de la luz en algunas partes, así como en los cenotes y en las pinturas
rupestres. Podrás observar los basamentos que fueron hallados durante sus
primeras exploraciones, tales como: Una
gran estalagmita que representa el árbol sagrado de los mayas, estatuillas de
Chaac -el dios maya de la lluvia y varios artefactos como incensarios de barro
en forma de reloj de arena, con la figura del Dios de la lluvia y otros
elaborados en piedra con motivos guerreros, metales y manos de piedra en
miniatura, platos y jarras miniaturas de cerámica roja cuentas y pequeñas
hachas, aún se siguen realizando investigaciones arqueológicas y biológicas en
este lugar ancestral.
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