“…Ser maya no es una forma de ser en el mundo; no es el color de la piel, o un lugar de nacimiento. Ser maya no es una raza, sino un nivel de consciencia. El nivel de consciencia del "no-dolor". La palabra ma-ya, significa no-dolor. "ma" es no; "ya" significa dolor.” Alberto Haggar
Yucatán es rica en tradición y cultura, es una tierra
viva en donde se mezclan el pasado con el presente. Yucatán tiene; la
única cultura antigua que mantiene vivo su
legado milenario, heredado a través de sus costumbres y tradiciones vigentes
hasta nuestros días; que viven a su propio ritmo y bajo sus propias reglas que al ser
analizadas resultan a diferencia de las leyes modernas, normas de convivencia y
respeto que los Mayas actuales practican y llevan a cabo para seguir
subsistiendo en concordancia con su entorno, tal y como lo hicieron sus
antepasados hace más de 3,500 años. Sin
embargo, ninguna
civilización ha sido más incomprendida y contaminada que la maya.
El legado de los Mayas es tan extenso, que es imposible definirlo; son
tantas sus ramificaciones y enfoques, casi diría que fue diseñado de manera
imposible de llegar a conocerlo, de saberlo todo, por lo menos desde un punto gnóstico,
un nivel de sabiduría sagrada. Con 22
calendarios que a su vez han sido re- interpretados y definidos por personas
milenios después de ser concebidos, hay que permitir un espacio, curiosidad y
respeto y aceptar que su sabiduría tiene raíces muy profundas, con mucho que
ofrecer a todos los que son atraídos por su llamado. Sin embargo, como bien me advirtiese un viejo
maestro repetidamente, el aprendizaje de otros no era mi conocimiento. Para aprender necesitaba poner en práctica la
esencia de las enseñanzas sagradas que me fuesen compartidas y encontrar mi
propio entendimiento, mi propia verdad. La advertencia nos aplica a todos.
¿Cómo puede el conocimiento ser distinto y diferente para cada uno? Esa es la
verdadera magia que yo he encontrado, y lo que tratare de compartir con
ustedes. Para mi es la base fundamental
para alcanzar un grado de entendimiento que nos permita llegar a un legítimo
conocimiento y no es algo que van aprender en ningún libro, ese conocimiento se
adquiere a un nivel de conciencia y unificación con la espiritualidad y nuestra
realidad. Al igual que sus calendarios principales
fuesen cíclicos porque se repetían cada 52 años, sus enseñanzas también son
transmitidas a un nivel de resonancia cuya comprensión, en mi entender, se
adquiere desarrollando un estado de conciencia que abarca “lo infinito, el
todo”; para los Mayas, todo el tiempo es percibido como una ruta de
acceso. Los dioses andan por el camino,
al igual que los seres humanos y los seres humanos hemos caminado rutas que han
formado y condicionado nuestro nivel de entendimiento. Quienes hayan logrado adquirir este nivel de
consciencia con “lo infinito, el todo,” pueden aludir a un conocimiento total
de lo que fuese el verdadero legado de la cultura maya, para nosotros que aún
estamos en el camino a esa cúspide, podemos solo aspirar a un entendimiento
basado en nuestro grado de conexión con la naturaleza y de armonía con el
universo. Alba Vales
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