IKKIL jugó un
papel muy importante el primer día del nuevo Baktun.
La mayoría de la gente pensaba que el 21 de diciembre
2012, sería el fin del mundo. Para los mayas era el comienzo de un nuevo ciclo de 5.125
años. Concluía el décimo tercer Baktun de
la cuenta larga de los Mayas que comenzó en el 3115 B.C., y representaba el
inicio de una nueva era; donde transcenderíamos a una nueva dimensión.
Los ancianos predijeron que la nueva era al final de este
ciclo significaría una gran transformación para la humanidad y nuestro planeta,
la evolución de la conciencia planetaria y tal vez, incluso, en una escala
cósmica. Pone fin al miedo iluminando la vida de los hombres con el poder
infinito del amor Universal. La
transformación de la madre tierra se acelera; es necesario estar preparados
para acompañarla, para unirse a ella en esta transformación, como verdaderos
hijos del universo, muchos ya han sintonizado la frecuencia que nos impulsa a
trascender desde el nivel físico/material y llegar al nivel del alma y el
espíritu. El proceso transformativo está
despertando multitudes y con el despertar, la necesidad de recordar un gran e
importante propósito de vida.
Eso explica
nuestra realidad. Las acciones que
tomamos en nuestras vidas individuales diferenciarán a aquellos que desean
conservar la paz y la armonía de los que eligen permanecer prisioneros de sus
ambiciones, miedos y agresiones. Nos
enfrentamos a nuestros temores y ansiedades para encontrar que lo que realmente
importa en la vida, es nuestra paz interna. Somos protagonistas de los
acontecimientos futuros de un misterio que yace en el corazón de culturas
milenarias; la humanidad se ha comprometido a acceder a una nueva dimensión.
Todo esto nos lleva a desarrollar por completo nuestra habilidad para crear
conscientemente nuestras experiencias. Cambiamos de una dimensión de la mente,
rapaz en su naturaleza a un estado de ánimo abierto a nuevas formas de pensar y
resolver problemas, desarrollaremos un mayor sentido de tolerancia, empatía y
compasión. — El cambio de los tiempos ha llegado, — es el momento de ascender.
Todos buscamos la paz en nuestro interior, pero esta
depende de vivir a la altura de nuestra propia integridad. Mientras que estemos
condicionados a vivir en nuestras mentes, nunca crecerá nuestra intuición,
nuestro poder. Si no centramos la
atención en nuestro consiente, en nuestro corazón no lograremos sobrevivir. Son nuestras ideas y pensamientos
que nos han creado; ¿porque tendríamos que pasar la eternidad tratando de
conocer y entender todo lo acumulado en la memoria colectiva, la memoria
universal, cuando todo es nuestra propia creación? Tenemos solo que
recordar. El universo es científico y matemático;
no es contemplativo ni místico: es real.
Para llegar a la sabiduría, el hombre primero deberá descubrirse a sí
mismo sin pretensiones ni egos, profundamente.
¿Cómo se abrió el Baktun? Mi experiencia personal de la
ceremonia en IKKIL en este tan señalado día…
La nueva era
anunciaba su llegada con una fina lluvia que
permeaba la península de los mayas depurándola de los mitos y
confabulaciones que como una nube de tormenta la sepulto desde los tiempos de
la colonización; ahora el mundo podría finalmente aprender la verdad
desmitificada por los maestros, los sacerdotes mayas, por los A’Kins, los Yaxkins,
la tierra y los elementos. La era del
quinto Sol había llegado.
Las aguas del
cenote Ik Kil, frías, profundas, descansaban tranquilas en las horas del
pre-amanecer. Exaltando su belleza
lianas milenarias colgaban de su boca hasta descansar en la superficie de sus
aguas. Gotas de roció se deslizaban por
las raíces generando espirales de vida a su alrededor.
Habíamos
disturbado el descanso de las golondrinas y estas revoloteaban en la bóveda de
la caverna confundidas por la procesión de decenas de personas cuya intención
era celebrar el solsticio que anunciaba el nuevo ciclo en el reino del elemento
que mejor la representaba, el agua.
Los
participantes descendían los escalones que conllevaban a la bóveda iluminados
por las tenues flamas de las veladoras que bailando alegremente los guiaba a la
plataforma que rodeaba las profundidades del dominio de Xibalbá, el inframundo
Maya.
La tenue luz
apenas iluminaba la inmensidad de la caverna rindiéndole un lugar solemne,
místico, apropiado para tan importante ceremonia, abrir el ciclo del
próximo Baktun.
Una vez todos
acomodados el A’Kin (sacerdote maya) se acercó a la plataforma, respetuosamente
invocando las ancestrales aguas, bendiciéndolas y pidiendo su bendición,
rindiendo el respeto que solo aquellos que entienden los elementos saben
comunicar y las aguas respondieron su agradecimiento agitándose levemente y
elevándose ligera pero apreciablemente para agradecer el homenaje que el ser
del nuevo tiempo vino a rendir.
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